(Foto de Mehdi Benkler)
"Otra cita con la oscuridad"
Por Facundo Soler
www.pagina12.com.ar
El trío conformado por Robert Levon Been, Peter Hayes y Leah Shapiro está por empezar a trabajar en un nuevo disco, sucesor de Beat The Devil’s Tattoo. Pero antes, decidió emprender una gira sudamericana y hasta debutar en Sudáfrica.
El escenario que mejor les queda a los integrantes de Black Rebel Motorcycle Club es, por más obvio que suene, la carretera. Este trío, formado por Robert Levon Been en bajo y voz, Peter Hayes en guitarra y también voz y Leah Shapiro en batería, se siente cómodo cuando no está cómodo en ningún lugar y le urge la necesidad de peregrinar de una ciudad a la otra con la excusa de presentar su blues rockero y tóxico. Ese sonido crudo repleto de ideas rebeldes posicionó a la banda como un eterno anti hit capaz de irse dando un portazo de un sello multinacional (Virgin) y emprender su propio camino independiente y autogestionado. Los gastos de girar por el mundo y financiar sus lanzamientos los dejaron sumergidos en la bancarrota y sin lugar donde vivir. Tras superar esos dramas, el año pasado apareció Beat The Devil’s Tattoo, su más reciente álbum, otro paseo más por la oscuridad de los bares olvidados y las melodías difíciles de escuchar de fondo en un shopping o en alguna pista de baile.
“No soy rico, pero soy feliz. Esa es la clave. Por lo menos puedo salir de gira con mi banda, que es lo que más me gusta hacer”, dice Been a través del teléfono, con una voz pesada y pausada. El cantante y bajista de Black Rebel Motorcycle Club se entusiasma cuando se entera de que lo llaman de la Argentina. Y es lógico, si se tiene en cuenta que en 2008 su banda se presentó aquí en tres ocasiones distintas. “Es difícil volver porque nos queda muy lejos, pero lo prometimos y allá vamos. Los shows que dimos en Buenos Aires fueron de lo mejor, la gente del público estaba como loca”, recuerda. La nueva llegada del trío se concretará esta noche y mañana, a las 21, en Niceto Club (Niceto Vega 5510). En aquellas visitas el trío se presentó en tres locaciones bien distintas: un local cerrado, un estadio y un festival al aire libre. “En lo personal, siempre me gusta tocar en recintos íntimos. De esa forma podés verle el color de los ojos a las personas y conectar con ellas. Los recitales grandes también tienen lo suyo, se arma esa marea de gente que me encanta, pero para nuestro sonido siempre quedan mejor los lugares chicos.”
Además de pasar por aquí, BRMC también planea visitar México, Chile y Brasil, para luego emprender una nueva aventura: tocar por primera vez en Sudáfrica. “Nunca estuvimos ahí, así que es todo una sorpresa, no sé qué imaginarme”, dice Been acerca de este nuevo destino. “Cuando terminemos allá, volvemos para comenzar a trabajar en el nuevo disco, tenemos bastante material en la cabeza”, aclara antes de que le pregunten, y continúa: “No quiero dar demasiados detalles, pero va a ser algo diferente a lo que venimos haciendo. Por el momento todo será un secreto”. La única certeza de esta nueva producción es dónde será concebida: el sótano de Filadelfia donde grabaron su último disco (no por voluntad sino por falta de dinero para entrar en un estudio). “Es mejor grabar y ensayar en un lugar propio que andar alquilando y preocupándote por la plata o el tiempo. Además, para nosotros ese sótano que nos prestaron tiene cierta magia.”
El año pasado, cuando Beat The Devil’s Tattoo llegó a las disquerías, los integrantes del trío estaban sumergidos en la bancarrota. No tener ningún contrato firmado, lanzar música nueva y salir de gira cuesta caro y el resultado fue que Been y Hayes no tuvieran ni dónde vivir. “Ya no somos más unos cirujas, pero tampoco nos sobra. Abstract Dragon, el sello que creamos, comenzó a dar sus frutos, y también hicimos algunas colaboraciones para poder bancar nuestros gastos”, explica el bajista acerca de su actual situación económica. Entre otras cosas, grabaron un cover de “Bad Things”, de la estrella country Jace Everett , el tema que abre True Blood, la serie furor en Estados Unidos que mezcla vampiros, sexo y drogas. La versión de BRMC fue incluida en el tercer volumen del compilado oficial del programa. “Fue divertido hacerlo. La original tiene unas letras excelentes, pero la música no pega mucho. Nosotros le dimos un giro distinto y quedó bastante bien.”
La rebeldía de Black Rebel Motorcycle Club se evidenció en su segundo disco, Take Them On, On Your Own, lanzado en 2003. En ese entonces, Estados Unidos era noticia por la invasión a Irak y las maniobras bélicas de parte de George W. Bush desconcertaban al resto del mundo. Las canciones “Generation” o “US Government” mostraban una apatía total, no sólo con la guerra, sino que también con el aparato político y la sociedad norteamericana, que había sido la cuna de la banda. “Parece que hoy en día la gente se está despertando y dándose cuenta de que este sistema es una mierda. La política de mi país fue siempre una maldita pesadilla”, dice Been acerca de los manifestantes que ocupan Wall Street en reclamo de trabajo y una distribución más equitativa de las ganancias. “Banco a los ocupantes. Me parece increíble lo que hacen y hasta ahora simplemente les agradezco las agallas que tuvieron. Es por eso que lo de ustedes me resulta increíble. Los países como la Argentina tienen pueblos con mucha voz y poder sobre sus gobiernos. Es bueno que se mantengan despiertos.”
La escasa adaptación a las normas fue una de las razones por las cuales Virgin, su sello por ese entonces, los sacara a las patadas de sus oficinas y dejara de representarlos. La banda pudo seguir pese a las dificultades que significa viajar por el mundo viviendo de la música. “Si nos volvieran a llamar de Virgin para ofrecernos un contrato, les diría que no. Cuando esas compañías se interesan en tu música es porque estás haciendo algo valioso, pero es mejor arriesgarte formando tu propia carrera con la posibilidad de que suceda cualquier cosa.”
Black Rebel Motorcycle Club surgió hace diez años, cuando la nostalgia retro generaba bandas que coqueteaban con el garage y el shoegaze. Lo curioso acerca del trío californiano –con influencias de Jesus & Mary Chain y My Bloody Valentine– era que no tenía ninguna canción pegadiza para facturar en las masas y tampoco se interesaba mucho en tenerla. El tema que más llamaba la atención en ese entonces era “Whatever Happened To My Rock’n’Roll? (Punk Song)” en el que los BRMC se preguntaban y cuestionaban: “¿Qué le pasó a mi rock and roll?”. ¿Qué respuesta tendrá Been para esa pregunta tras una década de ruta? “Constantemente me sigo haciendo esa pregunta y, por suerte, todavía nadie me la contestó. Supongo que la respuesta está en uno mismo, ¿no?”
Por Facundo Soler
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El trío conformado por Robert Levon Been, Peter Hayes y Leah Shapiro está por empezar a trabajar en un nuevo disco, sucesor de Beat The Devil’s Tattoo. Pero antes, decidió emprender una gira sudamericana y hasta debutar en Sudáfrica.
El escenario que mejor les queda a los integrantes de Black Rebel Motorcycle Club es, por más obvio que suene, la carretera. Este trío, formado por Robert Levon Been en bajo y voz, Peter Hayes en guitarra y también voz y Leah Shapiro en batería, se siente cómodo cuando no está cómodo en ningún lugar y le urge la necesidad de peregrinar de una ciudad a la otra con la excusa de presentar su blues rockero y tóxico. Ese sonido crudo repleto de ideas rebeldes posicionó a la banda como un eterno anti hit capaz de irse dando un portazo de un sello multinacional (Virgin) y emprender su propio camino independiente y autogestionado. Los gastos de girar por el mundo y financiar sus lanzamientos los dejaron sumergidos en la bancarrota y sin lugar donde vivir. Tras superar esos dramas, el año pasado apareció Beat The Devil’s Tattoo, su más reciente álbum, otro paseo más por la oscuridad de los bares olvidados y las melodías difíciles de escuchar de fondo en un shopping o en alguna pista de baile.
“No soy rico, pero soy feliz. Esa es la clave. Por lo menos puedo salir de gira con mi banda, que es lo que más me gusta hacer”, dice Been a través del teléfono, con una voz pesada y pausada. El cantante y bajista de Black Rebel Motorcycle Club se entusiasma cuando se entera de que lo llaman de la Argentina. Y es lógico, si se tiene en cuenta que en 2008 su banda se presentó aquí en tres ocasiones distintas. “Es difícil volver porque nos queda muy lejos, pero lo prometimos y allá vamos. Los shows que dimos en Buenos Aires fueron de lo mejor, la gente del público estaba como loca”, recuerda. La nueva llegada del trío se concretará esta noche y mañana, a las 21, en Niceto Club (Niceto Vega 5510). En aquellas visitas el trío se presentó en tres locaciones bien distintas: un local cerrado, un estadio y un festival al aire libre. “En lo personal, siempre me gusta tocar en recintos íntimos. De esa forma podés verle el color de los ojos a las personas y conectar con ellas. Los recitales grandes también tienen lo suyo, se arma esa marea de gente que me encanta, pero para nuestro sonido siempre quedan mejor los lugares chicos.”
Además de pasar por aquí, BRMC también planea visitar México, Chile y Brasil, para luego emprender una nueva aventura: tocar por primera vez en Sudáfrica. “Nunca estuvimos ahí, así que es todo una sorpresa, no sé qué imaginarme”, dice Been acerca de este nuevo destino. “Cuando terminemos allá, volvemos para comenzar a trabajar en el nuevo disco, tenemos bastante material en la cabeza”, aclara antes de que le pregunten, y continúa: “No quiero dar demasiados detalles, pero va a ser algo diferente a lo que venimos haciendo. Por el momento todo será un secreto”. La única certeza de esta nueva producción es dónde será concebida: el sótano de Filadelfia donde grabaron su último disco (no por voluntad sino por falta de dinero para entrar en un estudio). “Es mejor grabar y ensayar en un lugar propio que andar alquilando y preocupándote por la plata o el tiempo. Además, para nosotros ese sótano que nos prestaron tiene cierta magia.”
El año pasado, cuando Beat The Devil’s Tattoo llegó a las disquerías, los integrantes del trío estaban sumergidos en la bancarrota. No tener ningún contrato firmado, lanzar música nueva y salir de gira cuesta caro y el resultado fue que Been y Hayes no tuvieran ni dónde vivir. “Ya no somos más unos cirujas, pero tampoco nos sobra. Abstract Dragon, el sello que creamos, comenzó a dar sus frutos, y también hicimos algunas colaboraciones para poder bancar nuestros gastos”, explica el bajista acerca de su actual situación económica. Entre otras cosas, grabaron un cover de “Bad Things”, de la estrella country Jace Everett , el tema que abre True Blood, la serie furor en Estados Unidos que mezcla vampiros, sexo y drogas. La versión de BRMC fue incluida en el tercer volumen del compilado oficial del programa. “Fue divertido hacerlo. La original tiene unas letras excelentes, pero la música no pega mucho. Nosotros le dimos un giro distinto y quedó bastante bien.”
La rebeldía de Black Rebel Motorcycle Club se evidenció en su segundo disco, Take Them On, On Your Own, lanzado en 2003. En ese entonces, Estados Unidos era noticia por la invasión a Irak y las maniobras bélicas de parte de George W. Bush desconcertaban al resto del mundo. Las canciones “Generation” o “US Government” mostraban una apatía total, no sólo con la guerra, sino que también con el aparato político y la sociedad norteamericana, que había sido la cuna de la banda. “Parece que hoy en día la gente se está despertando y dándose cuenta de que este sistema es una mierda. La política de mi país fue siempre una maldita pesadilla”, dice Been acerca de los manifestantes que ocupan Wall Street en reclamo de trabajo y una distribución más equitativa de las ganancias. “Banco a los ocupantes. Me parece increíble lo que hacen y hasta ahora simplemente les agradezco las agallas que tuvieron. Es por eso que lo de ustedes me resulta increíble. Los países como la Argentina tienen pueblos con mucha voz y poder sobre sus gobiernos. Es bueno que se mantengan despiertos.”
La escasa adaptación a las normas fue una de las razones por las cuales Virgin, su sello por ese entonces, los sacara a las patadas de sus oficinas y dejara de representarlos. La banda pudo seguir pese a las dificultades que significa viajar por el mundo viviendo de la música. “Si nos volvieran a llamar de Virgin para ofrecernos un contrato, les diría que no. Cuando esas compañías se interesan en tu música es porque estás haciendo algo valioso, pero es mejor arriesgarte formando tu propia carrera con la posibilidad de que suceda cualquier cosa.”
Black Rebel Motorcycle Club surgió hace diez años, cuando la nostalgia retro generaba bandas que coqueteaban con el garage y el shoegaze. Lo curioso acerca del trío californiano –con influencias de Jesus & Mary Chain y My Bloody Valentine– era que no tenía ninguna canción pegadiza para facturar en las masas y tampoco se interesaba mucho en tenerla. El tema que más llamaba la atención en ese entonces era “Whatever Happened To My Rock’n’Roll? (Punk Song)” en el que los BRMC se preguntaban y cuestionaban: “¿Qué le pasó a mi rock and roll?”. ¿Qué respuesta tendrá Been para esa pregunta tras una década de ruta? “Constantemente me sigo haciendo esa pregunta y, por suerte, todavía nadie me la contestó. Supongo que la respuesta está en uno mismo, ¿no?”
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