Son muchas las canciones que llegan a nuestros oídos, pero pocas las que viajan directamente al alma. Se quedan allí instaladas quizás porque nos recuerdan algo o hacen que lo anhelemos o simplemente nos estremecen por un motivo tan desconocido que podría resultar particularmente único en cada uno de nosotros. American X, para mí, es una de esas canciones.
No es este un esfuerzo que pretenda anular el encanto de lo desconocido, mucho menos teorizar alrededor de una emoción que simplemente debe ser disfrutada; tan sólo se trata de tener un nuevo acercamiento a una canción memorable, a un hechizo manifiesto, al sonido de una banda, a una incógnita indescifrable.
Todo comienza con un solitario riff, efectivo e impactante, sobre el cual se construyen poco a poco la estructura y la atmósfera de la canción. Una atmósfera típica en B.R.M.C. pero bajo la cual subyace algo inefable que escapa a cualquier comprensión. ¿Cómo describir ese torrente de sensaciones que envuelven la canción y que nos contagia de manera inmediata? Sencillamente no sabría cómo hacerlo, pero al menos trataré, claro está, desde una posición muy subjetiva.
American X, son nueve minutos y once segundos de aflicción e inquietud, y no me refiero a un gemido lastimero, sino a una afirmación de inconformidad con una realidad – no necesariamente con La realidad –. En sus letras reside una especie de invitación para realizar un viaje introspectivo en el que podamos explorar nuestros sueños y creencias, e incluso contemplar la idea de construir nuestro destino a partir de un nuevo comienzo.
Sin embargo, hay un mensaje que no está escrito en las letras de la canción, sino en la sumatoria de los elementos sonoros que la conforman. Hay algo allí con lo que podemos identificarnos, algo que al parecer nos resulta familiar, porque hace parte de nuestra naturaleza. En otras palabras, American X fluctúa entre momentos de calma y explosión, tal como transcurre nuestra existencia; la canción es una metáfora de esos instantes o periodos de nuestra vida en los que queremos liberarnos de cargas amarradas al pecho, de punzadas en el corazón y preocupaciones en la cabeza. Esta clase de circunstancias, que suelen conducir a estados de desesperación, requieren de gritos que traten de ahogarlas, gritos individuales o colectivos:
“It’s all you want, you know you’ll never forget
Your open arms, they only seem to surrender”
La interpretación vocal es uno de los elementos sonoros a los que me refería anteriormente y justo en las líneas que acabo de citar es donde alcanza su máximo punto de emocionalidad. Robert Levon Been nos guía durante gran parte de la canción con su voz, ajustándose a la ejecución de los demás instrumentos y a los cambios en los tiempos. Son estas variaciones justamente las que evitan que una pieza de semejante envergadura caiga en la monotonía y se convierta en un aburrido loop.
La canción continúa con esta dinámica durante su primera mitad. La segunda será una descarga incontenible que evocará las presentaciones en vivo de la banda, un sonido que nos toma de la mano para llevarnos lejos de donde sea que estemos, nos posee, nos controla momentáneamente… se lo permitimos.
Finalmente puedo decir que American X es una composición grandiosa, que sin duda sobresale entre las mejores de Black Rebel Motorcycle Club. Y ese factor diferenciador es todo un misterio, un enigma planteado desde el mismo título. Tratar de descifrarlo a lo mejor resultaría ser una tarea colosal y por tal motivo lo mejor que puede hacerse es derribar cualquier mástil al que pudiésemos ser atados, ocultar las cadenas que pudiesen amarrarnos y simplemente sucumbir a sus encantos para ahogarnos en un mar de plenitud mientras escuchamos en el fondo un “There’s nothing here that is left to be saved…”.
No es este un esfuerzo que pretenda anular el encanto de lo desconocido, mucho menos teorizar alrededor de una emoción que simplemente debe ser disfrutada; tan sólo se trata de tener un nuevo acercamiento a una canción memorable, a un hechizo manifiesto, al sonido de una banda, a una incógnita indescifrable.
Todo comienza con un solitario riff, efectivo e impactante, sobre el cual se construyen poco a poco la estructura y la atmósfera de la canción. Una atmósfera típica en B.R.M.C. pero bajo la cual subyace algo inefable que escapa a cualquier comprensión. ¿Cómo describir ese torrente de sensaciones que envuelven la canción y que nos contagia de manera inmediata? Sencillamente no sabría cómo hacerlo, pero al menos trataré, claro está, desde una posición muy subjetiva.
American X, son nueve minutos y once segundos de aflicción e inquietud, y no me refiero a un gemido lastimero, sino a una afirmación de inconformidad con una realidad – no necesariamente con La realidad –. En sus letras reside una especie de invitación para realizar un viaje introspectivo en el que podamos explorar nuestros sueños y creencias, e incluso contemplar la idea de construir nuestro destino a partir de un nuevo comienzo.
Sin embargo, hay un mensaje que no está escrito en las letras de la canción, sino en la sumatoria de los elementos sonoros que la conforman. Hay algo allí con lo que podemos identificarnos, algo que al parecer nos resulta familiar, porque hace parte de nuestra naturaleza. En otras palabras, American X fluctúa entre momentos de calma y explosión, tal como transcurre nuestra existencia; la canción es una metáfora de esos instantes o periodos de nuestra vida en los que queremos liberarnos de cargas amarradas al pecho, de punzadas en el corazón y preocupaciones en la cabeza. Esta clase de circunstancias, que suelen conducir a estados de desesperación, requieren de gritos que traten de ahogarlas, gritos individuales o colectivos:
“It’s all you want, you know you’ll never forget
Your open arms, they only seem to surrender”
La interpretación vocal es uno de los elementos sonoros a los que me refería anteriormente y justo en las líneas que acabo de citar es donde alcanza su máximo punto de emocionalidad. Robert Levon Been nos guía durante gran parte de la canción con su voz, ajustándose a la ejecución de los demás instrumentos y a los cambios en los tiempos. Son estas variaciones justamente las que evitan que una pieza de semejante envergadura caiga en la monotonía y se convierta en un aburrido loop.
La canción continúa con esta dinámica durante su primera mitad. La segunda será una descarga incontenible que evocará las presentaciones en vivo de la banda, un sonido que nos toma de la mano para llevarnos lejos de donde sea que estemos, nos posee, nos controla momentáneamente… se lo permitimos.
Finalmente puedo decir que American X es una composición grandiosa, que sin duda sobresale entre las mejores de Black Rebel Motorcycle Club. Y ese factor diferenciador es todo un misterio, un enigma planteado desde el mismo título. Tratar de descifrarlo a lo mejor resultaría ser una tarea colosal y por tal motivo lo mejor que puede hacerse es derribar cualquier mástil al que pudiésemos ser atados, ocultar las cadenas que pudiesen amarrarnos y simplemente sucumbir a sus encantos para ahogarnos en un mar de plenitud mientras escuchamos en el fondo un “There’s nothing here that is left to be saved…”.
A mi esta canción me gustó de a poco, siendo honesta, me lateaba al principio ... plop!
ResponderEliminarPero claro uno se da el tiempo de escucharla y empieza a entender, es lo bueno de no guiarse por las primeras impresiones... es un buen tema que muestra un poco el cambio en la música actual de Brmc, un lado mas "Robert" por asi decir.
Gracias Sebas por otro gran aporte!!!
ResponderEliminarEs con muchísimo gusto. Quería hacerle una especie de homenaje a la que es una de mis canciones favoritas de la banda. Junto con "Need some air" y "Cold wind" es una de las que más me gusta del Baby 81.
ResponderEliminarQué gran aporte. Una encomiable descripción de una de las mejores canciones de la banda. No necesariamente es de mis favoritas personales, al menos no aun, pero en eso ando =P y aun así la considero entre las mejores que tienen.
ResponderEliminarPor cierto mil gracias por el ofrecimiento para colaborar. Veré si un día me inspiro para redactar algo valioso.